Bosques de coníferas que ocupan zonas de montaña cuyos veranos, por alguna combinación de insolación abundante, sustrato drenante y pendientes acusadas, resultan demasiado secos para los árboles planicaducifolios dominantes en T172, T182, T1By y T1D7. En calizas permeables aún más secas cede terreno frente a T3D6, con hojas incluso más pequeñas y resistentes a la sequía, mientras que son robledales submediterráneos del bloque T19 las formaciones que los desplazan a altitudes menores, con periodos de crecimiento más largos y menor riesgo de ventiscas y otras inclemencias invernales. Dominantes en todas las tierras altas de la ecorregión a lo largo del Pleistoceno y el Holoceno inferior, según revela con nitidez el registro polínico, el declive de estos bosques, recluidos hoy a unos pocos sectores hostiles a otros árboles más comunes, fue con certeza acelerado por las deforestaciones antrópicas del Neolítico. En el esquema original de EUNIS, la mayor parte de nuestros pinares relictos encajarían en la unidad T3724 (Cantabrian Pinus sylvestris forests) y, por consiguiente, a nivel IV, en T372 (Iberian silicicolous Pinus sylvestris forests); pero eso nos forzaría a admitir también T371 (Iberian calcareous Pinus sylvestris forests) para dar cabida a nuestros aún más contados ejemplos de pinares sobre calizas, de modo que preferimos reunirlo todo en una sola unidad regional de nivel IV.