Estos bosques sustituyen a T182 cuando alguna combinación de terreno relativamente abrupto, suelo rocoso, orientación sur o veranos secos y soleados (como sucede en la parte más occidental de la cordillera cantábrica, donde estos bosques, sobre todo bajo la forma de comunidades arborescentes dominadas por Quercus orocantabrica, alcanzan el límite forestal) incrementa el riesgo de que las hayas sean incapaces de sostener sus elevadas tasas de transpiración. Si ese riesgo de sequía se agudiza más aún, es T19A la formación que pasa a prevalecer. Equivalen a la unidad EUNIS T1B623 (“Oro-Cantabrian acidophilous oak forests), demasiado analítica a nuestro juicio ya que obligaría a reunir estos bosques, a nivel IV, con los ecológica y florísticamente muy distintos T1Bx, siendo así que guardan más semejanza con T1B3 (“Atlantic Quercus petraea forests), unidad en todo caso inutilizable al restringirla su definición a las islas británicas. Para resolver estos dilemas, y también por dar mejor cabida a su singularidad florística y ecológica, se crea una nueva unidad regional a nivel IV.